Sabes, Dios hizo al hombre perfecto, pero Dios le dio libre
albedrío por lo que cada persona puede tomar la decisión que le parece más conveniente,
la cual a veces no es de acuerdo a la voluntad de Dios, pues sus enseñanzas son
precisas, y caes en la desobediencia que luego quieres justificar pues piensas son cosas pequeñas y no pasa nada
pero se van generando otras faltas como mentiras, hipocrecía, y además, ¿qué crees? Obedeciendo en cosas mínimas
muestras tu capacidad para obedecer en cosas mayores, y ganas permanentemente
la bendición de Dios.
Así pues, el rey Salomón también construyó barcos den la
ciudad de Esión-guébe que está cerca de Elat, en el territorio de Edom, a
orillas del Mar de los Juncos, Hiram envió en los barcos a sus oficiales, que
eran muy buenos marinos y conocían muy bien el mar. Fueron junto con los
oficiales de Salomón hasta Ofir. Allí sacaron casi catorce mil kilos de oro y
se los llevaron a Salomón.
Cuando la reina de Sabá escuchó hablar de lo famoso que era
Salomón, y que su sabiduría se debía al gran poder de Dios decidió ir a visitarlo,
ella quería hacerle preguntas difíciles para ver si era tan sabio como decían,
llegó a Jerusalén acompañada de sus consejeros y con camellos cargados de
perfumes, y gran cantidad de oro y piedras preciosas. Cuando se encontró con
Salomón, ella le hizo todas las preguntas que había preparado. ¡Y Salomón las
contestó todas! No hubo nada que el rey no pudiera explicarle.
La reina quedó maravillada al ver lo sabio que era Salomón.
También tuvo tiempo para admirar la hermosura del palacio, la rica comida que
servían a la mesa, los asientos que ocupaban los asistentes, el aspecto y la
ropa de todos los sirvientes y, en especial, la de los que servían el vino al
rey. Se asombró al ver todos los animales que el rey daba como ofrenda en el
templo de Dios, entonces le dijo a Salomón, todo lo que escuché en mi país
acerca de lo que has hecho y de lo sabio que eres, es cierto. Yo no lo creía,
pero ahora lo he visto con mis propios ojos, y sé que es verdad. En realidad,
no me habían contado ni siquiera la mitad, ¡Eres más sabio y rico de lo que yo
había escuchado. ¡Bendito sea tu Dios, a quien le agradó tu conducta y te hizo
rey de Israel para que gobiernes con justicia! No hay duda, ¡Dios ama a
Israel!.
Después, la reina de Sabá le dio a Salomón tres mil
novecientos sesenta kilos de oro, y gran cantidad de perfumes y piedras
preciosas, además , los barcos de Hiram, que habían traído desde Ofir el oro
para Salomón, trajeron gran cantidad de madera de sándalo y piedras preciosas.
Con esa madera el rey hizo barandas pero el templo de Dios y para el palacio.
También hizo para los músicos arpas y liras, nunca antes se había visto tanto
perfume y tanta madera de sándalo en Israel. El rey Salomón le dio a la reina
de Sabá todo lo que ella le pidió, además de los regalos que él ya le había
preparado. Después ella volvió a su país con sus consejeros.
También el rey Salomón acumuló en Jerusalén grandes
cantidades de plata, y sembró tantos árboles de cedro que llegaron a ser tan
comunes como las flores del campo. Salomón tuvo setecientas esposas
extranjeras, que eran princesas, entre ellas estaba la hija del rey de Egipto, también
tuvo trescientas mujeres, con las que vivió sin haberse casado. Dios le había
dicho a los israelitas, no se casen con mujeres extranjeras, porque ellas los
harán adorar a sus dioses. Y así sucedió. Cuando Salomón llego a viejo, sus
mujeres lo apartaron de Dios y lo hicieron adorar a otros dioses. También edificó
lugares para que sus esposas ofrecieran animales a sus dioses y quemaran
incienso. Salomón actuó mal delante de Dios y no lo obedeció, en realidad,
nunca se comprometió a obedecerlo por completo, como lo había hecho David su
padre. El Dios de Israel estaba enojado con Salomón, pues aunque se le había
aparecido dos veces y le había ordenado que no adorara a otros dioses, él nunca
lo obedeció. Por eso Dios le dijo, te has comportado mal y no has obedecido mis
órdenes, por eso voy a quitarte el reino y se lo daré a uno de tus oficiales,
sin embargo, no lo haré ahora, sino cuando tu hijo sea el rey. No le quitaré
todo el reino, lo dejaré reinar sobre una tribu, por amor a tu padre David y la
ciudad de Jerusalén que yo he elegido.
Cuando Sisac era el
rey de Egipto, un enemigo de Salomón fue uno de sus oficiales llamado Jeroboam,
que era de la tribu de Efraín, su madre
era una viuda llamada Serúa, Jeroboam era muy fuerte y trabajador, y cuando
Salomón se dio cuenta de esto, le encargó vigilar los trabajos forzados que hacían
los que habían sido traídos del territorio de Efraín y Manasés. Un día en que
Jeroboan salió de Jerusalén, se encontró con el profeta Ahías, que era de Siló,
el profeta se había puesto una capa nueva, la rompió en doce pedazos y le dijo
a Jeroboam, estos diez pedazos son para ti, porque el Dios de Israel le quitará el reino a Salomón y a ti te dará
diez tribus. A Salomón le dejará tan solo una tribu, por amor a David, que le
fue fiel, y por amor a Jerusalén, la ciudad que él eligió, porque Salomón abandonó
a Dios, lo que Salomón ha hecho no agrada a Dios, pues no obedeció sus
mandamientos, como si lo había hecho su padre David, a pesar de eso, Dios no le
quitará todo el reino, por amor a David, Salomón gobernará mientras viva, pues
David fue elegido por Dios, y él le adoró y le obedeció en todo, pero Dios le
quitará el reino al hijo de Salomón y te nombrará como rey de diez tribus, Dios
pondrá al hijo de Salomón a reinar sobre una tribu, para que siempre haya
alguien de la familia de David que gobierne en Jerusalén, la ciudad de Dios,
aunque debo decirte que Dios no la castigará para siempre. Cuando Salomón se
enteró de esto, trató de matar a Jeroboam, pero este se escapó a Egipto y se
quedó allí hasta que murió Salomón. Cuando murió, lo enterraron en la ciudad de
David, su padre y en su lugar reinó su hijo Roboam.
Roboam fue a Siquem, pues todo el pueblo de Israel había ido
allá para nombrarlo rey. La noticia llegó a Jeroboam mientras estaba en Egipto,
donde se había quedado a vivir para escapar de Salomón. Entonces las tribus del
norte de Israel mandaron a llamar a Jeroboam y, cuando este llegó, fueron a
hablar con Roboam y le dijeron, Tu padre fue muy duro con nosotros, si tú nos
tratas mejor, te serviremos, Roboam les contestó, váyanse y vengan a verme de
nuevo dentro de tres días, así que la gente se fue. Entonces el rey Roboam les
preguntó a sus consejeros que debía hacer y ellos le dijeron, si te pones al
servicio del pueblo y lo tratas bien, el pueblo te servirá por siempre, pero
Roboam no les hizo caso. Así que el rey no hizo lo que el pueblo le pidió, y es
que Dios así lo había planeado, para cumplir lo que había prometido a Jeroboam,
hijo de Nabat. Cuando todos vieron que el rey no les había hecho caso, le
dijeron no tenemos nada que ver con David, el hijo de Jesé, no queremos que su
familia reine sobre nosotros, cuando todas estas tribus se enteraron de que
Jeroboam había vuelto, lo mandaron a llamar ante todo el pueblo y lo nombraron
rey de todo Israel. La tribu de Judá fue la única que no estuvo de acuerdo,
pues quería como rey a un descendiente de David.
Cuando Roboam llegó a Jerusalén, reunió a ciento ochenta mil
soldados que eligió entre todas las familias de Judá y de la tribu de Benjamín,
para luchar contra las demás tribus y recuperar el poder sobre todo Israel,
pero Dios habló con Semaías, un hombre que amaba y respetaba a Dios, y le dijo,
debes darle a Roboam y al resto del pueblo este mensaje, Dios no quiere que
haya guerra contra las demás tribus de Israel, pues ellos son sus parientes,
vuelvan a sus casas, pues es una orden de Dios.
Jeroboam reconstruyó la ciudad de Siquem y decidió hacer dos
toros de oro y les dijo al pueblo, israelitas ustedes ya han ido bastante a Jerusalén y puso uno de los toros
en la ciudad de Betel y el otro, en la ciudad de Dan, y el pueblo pecó contra
Dios. Jeroboan también edificó en las colinas pequeños templos, y nombró
sacerdotes a hombres que no pertenecían a la tribu de Leví, además estableció
una fiesta religiosa parecida a la que celebraba en Judá en esa misma fecha y
él mismo ofreció en Betel sacrificios a los toros de oro y luego quemó incienso
en el altar,y Dios envió a un profeta, que con voz fuerte dijo, Dios ha dicho
que de la familia del rey David nacerá un niño que se llamará Josías, cuando él
sea grande, matará a los sacerdotes que ofrecen incienso sobre ti. El profeta
dijo que Dios daría una señal ese mismo día, y les dijo, este altar será
destruido, y las cenizas que hay sobre él serán esparcidas, Jeroboam extendió
su brazo desde el altar y dijo, llévense preso a este hombre, pero el brazo que
había extendido se le quedó tieso y no pudo moverlo más, el altar se hizo
pedazos y las cenizas que había sobre él se esparcieron. Así se cumplió lo que
el profeta había dicho de parte de Dios. Entonces el rey le dijo al profeta,
por favor, oren por mí a tu Dios, pídele que me sane el brazo, el profeta rogó
a Dios, y el brazo del rey sanó. A pesar de esto, Jeroboam no cambió su mala
conducta, al contrario volvió a nombrar como sacerdotes a hombres del pueblo,
para que sirvieran en los pequeños templos de Samaria, nombraba como sacerdote
a cualquiera que quisiera servir en esos lugares, esto hizo que toda la familia
de Jeroboam pecara, y por eso todos murieron. Jerusalén fue el lugar que Dios
había elegido para que lo adoraran.
Después hubo otros reyes, mientras Roboam reinó, siempre
estuvo en guerra con Jeroboam y siguió con el reino de Abiam, quien cometió los
mismos pecados que había cometido su padre. Cuando Abiam murió, lo enterraron
en la ciudad de David, y en su lugar reinó su hijo Asá, su reinado duró
cuarenta y un años, Asá obedeció a Dios, tal como lo había hecho su antepasado
David, Asá expulsó del país a los que practicaban la prostitución y quitó todos
los ídolos que habían hecho los reyes que gobernaron antes, sin embargo, no
quitó los pequeños templos de las colinas, pero a pesar de eso le fue fiel a
Dios toda su vida.
Nadab, el hijo de Jeroboam, fue nombrado rey de Israel, su
reinado duró dos años y también desobedeció a Dios y cometió los mismos pecados
que su padre había cometido y con los que hizo pecar a Israel, un día Baasá
hijo de Ahías, se rebeló en contra de Nadab y lo mató, Baasá reinó en su lugar
y empezó su reinado matando a toda la familia de Jeroboam. Baasá también
cometió los mismos pecados, y entonces Dios le dijo al profeta Jehu hijo de
Hananí que dijera en contra de Baasá lo siguiente, a los miembros de tu familia
que mueran en la ciudad se los comerán los perros y los buitres se comerán a
los que mueran en el campo. Cuando murió Baasaá lo sepultaron en la ciudad de
Tirsá y después reinó su hijo Elá, su reinado duró dos años, un oficial del
reino, llamado Zimrí, se rebeló contra Elá. Cierto día, Elá fue a la casa de
Arsá, el encargado del palacio, y allí bebió hasta emborracharse, entonces Zimrí
entró y lo mató y comenzó a reinar en su lugar, y sólo gobernó en Tirsá por
siete días, como los soldados no estuvieron de acuerdo nombraron rey a Omrí, su
reinado duró doce años, los primeros seis años tuvo por capital la ciudad de
Tirsá, y luego le compró a Sémer la montaña de Samaria, allí edificó una ciudad
con murallas, a la que llamó Samaría, Omrí
desobedeció a Dios y cometió peores pecados que los que habían cometido
todos los reyes anteriores, cuando murió lo enterraron en Samaria. Luego, Ahab
comenzó a reinar, desobedeció a Dios y cometió más pecados que todos los reyes
anteriores, se casó con Jezabel y terminó adorando a Baal y construyó en
Samaria un templo y un altar para ese dios, durante su reinado un hombre de la
ciudad de Betel, que se llamaba Hiel, reconstruyó la ciudad de Jericó. Cuando
comenzó a reconstruirla murió su hijo
mayor Abiram, su hijo menor, Segub, esto sucedió porque Dios había dicho, por
medio de Josué, que morirían los hijos del hombre que reconstruyera Jericó.
Así puedes ver que la obediencia es una disciplina que sería
esencial que cada persona desarrolle en el trayecto de su camino, pues cuando
acepta a Jesucristo en tu corazón el Espíritu Santo que vive en tu interior te
dará la fuerza, el poder para obedecer los mandamientos establecidos por Dios, y
ponerlos en práctica que es parte esencial del amor a El, por lo que es
importante que cada persona tenga presente que Jesucristo dio su vida para
salvarnos, por eso el ser humano debe mostrar obediencia, no buscar intereses
personales sino hacer la voluntad de
Dios para lograr una relación personal con El.
Con Alta Estima,
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