jueves, 1 de agosto de 2013

La sabiduría...

Feliz es el hombre que ha hallado sabiduría y el hombre que consigue discernimiento, porque el tenerla como ganancia es mejor que tener la plata como ganancia; y el tenerla como producto, que el oro mismo. Es más preciosa que los corales, y todos tus otros deleites no pueden ser igualados a ella. Largura de días está en su diestra, en su siniestra hay riquezas y gloria. Sus caminos son caminos de agradabilidad, y todas sus veredas son paz. Es árbol de vida a los que se asen de ella, y los que la mantienen firmemente asida han de ser llamados felices. Salomón.

Sabes, la persona sabia es aquélla que tiene un conocimiento experto sobre el significado de la vida, lo que verdaderamente importa, el  conocimiento de sí misma, la capacidad para afrontar y superar experiencias difíciles, obstáculos y situaciones dolorosas,  conoce sus debilidades y fortalezas, se comportan de un modo consistente con sus estándares y valores, es decir, se comporta de manera ética, reconoce cuando se equivoca y lo acepta.

Asimismo, la persona sabia no es la que nunca ha tenido problemas emocionales, sino es la forma como responde a dichos problemas, la que tiene paz con sus propias decisiones y  situaciones en las que tenga que decidir que puede cambiar.

Así pues, Salomón amaba a Dios y seguía las instrucciones que le había dado su padre, David, sin embargo, ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los pequeños santuarios. El santuario más importante de todos estos estaba en Gabaón, un día, el rey fue allá y ofreció muchos sacrificios. Esa noche, Salomón la pasó en Gabaón, mientras dormía, Dios se le apareció en un sueño y le dijo, Pídeme lo que quieras, yo te lo daré, Salomón contestó, Dios mío, tú amaste mucho a mi padre David, y fuiste muy bueno con él, porque él te sirvió fielmente, fue un buen rey y te obedeció en todo. Además, permitiste que yo, que soy su hijo, reine ahora en su lugar, pero yo soy muy joven, y no sé que hacer. Y ahora tengo que dirigir a tu pueblo, que es tan grande y numeroso. Dame sabiduría, para que pueda saber lo que está bien y lo que está mal, sin tu ayuda yo no podría gobernarlo.

A Dios le gustó que Salomón le pidiera esto, y le dijo, Como me pediste sabiduría para saber lo que es bueno, en lugar de pedirme una vida larga, riquezas, o la muerte de tus enemigos, voy a darte sabiduría e inteligencia. Serás más sabio que todos los que han vivido antes o vivan después de ti. Pero además te daré riquezas y mucha fama, aunque no hayas pedido eso. Mientras vivas , no habrá otro rey tan rico ni tan famoso como tú, y si me obedeces en todo como lo hizo tu padre, vivirás muchos años.
Cuando Salomón se despertó, se dio cuenta que había estado soñando, después fue a Jerusalén y de pie, ante el cofre del pacto de Dios, presentó sacrificios y ofrendas de paz, cuando terminó hizo una fiesta para todos sus asistentes y consejeros.

Poco tiempo después, dos prostitutas fueron a ver al rey, una de ellas le dijo, Majestad, nosotras dos vivimos en la misma casa, yo tuve un hijo, y tres días después también esta mujer tuvo el suyo, sólo nosotras dos estábamos en la casa. Una noche, el bebé de esta mujer murió porque ella lo aplastó mientras dormía, a media noche se despertó, y al ver que su hijo estaba muerto, lo cambió por el mío. A la mañana, cuando desperté y quise darle leche a mi hijo, me di cuenta de que el bebé estaba muerto, pero cuando ya hubo más luz en la habitación, descubrí que no era mi hijo.

Entonces Salomón dijo, una de ustedes dice, mi hijo está vivo y el tuyo muerto, y la otra contesta, no, el niño muerto es el tuyo y el mío es el que está vivo. Salomón se dirigió a sus ayudantes y les pidió que trajeran una espada, cuando se la llevaron, Salomón ordenó, corten al niño vivo en dos mitades, y denle una mitad a cada mujer, entonces la verdadera madre, llena de angustia, gritó, ¡Por favor, Su Majestad! ¡No maten al niño! Prefiero que se lo den a la otra mujer, pero la otra mujer dijo, ¡Ni para ti ni para mí! ¡Que lo partan en dos!, entonces el rey ordenó, no maten al niño, entréguenlo a la que no quiere que lo maten, ella es su verdadera madre. Todo el pueblo de Israel escuchó como el rey había solucionado este problema, así Salomón se ganó el respeto del pueblo, porque ellos se dieron cuenta de que Dios le había dado sabiduría para ser un buen rey.

Salomón tenía doce gobernadores en todo Israel, cada mes, uno de ellos tenía que proveer alimentos y todo lo necesario para el rey y su familia. Los habitantes de Israel y Judá eran tantos como la arena del mar, que no se puede contar, tenían comida y bebida de sobra y eran muy felices. Salomón dominaba todos los reinos que había entre el río Eufrates y el país de los filisteos, hasta la frontera con Egipto. El reino de Salómón era muy grande, abarcaba toda la región al oeste del río Eufrates, desde Tifsah hasta Gaza, esos reinos le pagaban impuestos a Salomón y lo sirvieron toda su vida. Fue así como Salomón dominó a todos los reyes de esta región, y logró la paz en todo el territorio de alrededor.

Dios le dio a Salomón sabiduría, inteligencia y gran capacidad para comprenderlo todo, fue más sabio que todos los sabios de Mesopotamia y Egipto, escribió tres mil proverbios y mil cinco poemas, habló acerca de los árboles, desde el cedro que crece en el Líbano hasta la hierba que crece en las paredes, también habló acerca de los animales, los pájaros, los reptiles y los peces, de todos los países de la tierra venían a escuchar lo sabio que era Salomón. El rey  Salomón era más sabio y más rico que todos los reyes de esa región, Todo el mundo quería verlo y escuchar la sabiduría que Dios le había dado, así que cada año le llevaban regalos de oro y plata, ropas, perfumes, caballos y mulas.

Por lo que puedes ver la persona que es sabia tiene gran capacidad para comprenderlo todo, por lo que sería bueno que cada persona esté apegada a la Palabra de Dios de modo que pueda adquirir conocimiento y entendimiento para discernir lo bueno de lo malo, resolver problemas, evitar o impedir peligros, alcanzar metas, ayudar a otros a hacer lo mismo.


Con Alta Estima,

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