viernes, 30 de agosto de 2013

Las quejas...(Parte IV)

En esta participación, Elifaz ataca de nuevo a Job y Job se siente abandonado no sólo de sus amigos sino también de Dios, para Job callarse significaría que sus amigo tenían la razón de su supuesta culpabilidad como causa de su sufrimiento, pero Job tiene plena conciencia de no haberse apartado de Dios ni un solo día de su vida. En su repuesta a Elifaz, se plantea una gran interrogante, pues ve que hay maldad en todas partes, miseria, explotación; además piensa que para su amigo es fácil decir tantos discursos tan falsos pues no está en su triste situación, Elifaz tiene salud puede soportar las palabrerías, en cambio él está abrumado por el dolor.

Entonces Elifaz le respondió a Job: Si en verdad eres inteligente, no debieras ser tan violento. Sólo dice tonterías, y de tu boca no sale nada bueno. Tu falta de respeto a Dios hace que otros no lo obedezcan. No necesito ser tu juez, pues tus palabras te condenan. Tienes tan sucia la mente que sólo dices mentiras. Tú no eres el primer hombre que hubo sobre la tierra. El mundo ya existía antes de que nacieras. Tampoco eres el único sabio, ni Dios te pide consejos. Cualquier cosa que tú sepas, también nosotros la sabemos. Nuestros años y experiencia nos hacen aun mejores que tu padre. Dios mismo te consuela y te habla con cariño, pero eso no te importa. ¿Por qué te enojas contra Dios y hablas más de la cuenta? ¡En tus ojos se ve el odio que sientes! Ante Dios nadie es puro ni inocente; ni aun los ángeles lo son, ¿qué oportunidad tenemos los humanos, si Dios ni en sus ángeles confía?

Job, préstame atención, voy a decirte lo que sé. En la sabiduría que los sabios aprendieron hace mucho. ¡No la aprendieron de gente extraña! Por eso, como premio, Dios le dio la tierra, pero el miedo y el sufrimiento son el premio de los malvados. Siempre escuchan ruidos extraños y cuando se encuentran en paz no faltan ladrones que los ataquen. Los malvados no tienen esperanzas, saben que no escaparán de la muerte, y que acabarán devorados por los buitres. Por eso sufren y tienen miedo como si un rey los atacara; saben que les viene la desgracia, pues se atrevieron a desafiar al Dios todopoderoso… Los malvados no debieran engañarse ni confiar en ilusiones porque de ellas nada sacarán. Morirán antes de tiempo, se quedarán como los viñedos cuando se les caen las uvas, y como los árboles de olivo cuando no llegan a florecer. Los malvados dejaran de existir; los que se hacen ricos con engaños verán sus casas destruidas por el fuego.
Job le contestó a Elifaz: Todo lo que ustedes han dicho lo he escuchado muchas veces, ¡y no fue ningún consuelo!¿Qué es lo que tanto les molesta?¡Porque no me dejan en paz! Si estuvieran en mi lugar, verían que no necesito tanta palabrería. ¡Lo que necesito es que me animen, que calmen mi sufrimiento! ¿qué se gana con hablar? ¡Mi dolor no me deja ni tampoco se calma! Dios ha acabado conmigo y con toda mi familia. Me tiene arrinconado, se levanta y me condena; lo que ha dejado de mí es sólo un montón de huesos.

Tan enojado está Dios conmigo que me persigue y me despedaza; me considera su enemigo. Me mira con rabia y me muestra los dientes. Mis enemigos se han puesto en mi contra; se burlan de mí y me dan bofetadas. Dios me dejó caer en manos de gente malvada. Antes, yo vivía tranquilo; pero Dios me agarró por el cuello y me hizo objeto de sus ataques. Se lanzó contra mí como un guerrero y me abrió una herida tras otra, destrozándome sin ninguna compasión… Me vestí con ropas ásperas, para mostrar mi angustia; ¡mi orgullo ha quedado por el suelo! De tanto llorar tengo roja la cara; mis ojos muestran profundas ojeras. ¿por qué no aceptas que no soy un malvado, y que es sincera mi oración? Si acaso muero, espero que la tierra no oculte mi inocencia. Yo sé que en el cielo tengo un testigo a mi favor. Allí sin duda, está mi abogado. Ante Dios lloro amargamente, porque mis amigos se burlan de mí. Dios me defenderá, como quien defienda a un amigo. En unos cuantos años estaré en la tumba, y ya no volveré. Todos los que me rodean se burlan de mí; tengo que soportar sus ataques. La vida se me escapa; ya la muerte me está esperando.

¡Dios mío, ven a defenderme, pues no hay quien lo haga por mí! Confunde a mis enemigos y no los dejes que triunfen. Si por ganarse unas monedas pueden acusar a un amigo, ¡mereces ver morir a sus hijos! Dios mío, tú me pones en vergüenza, y todo el mundo se burla de mí: algunos hasta me escupen la cara. Los ojos se me cierran de dolor; de mí sólo quedan huesos. Cuando me ve la gente buena, apenas puedo creerlo y se enoja contra los malvados. ¡Cuando uno es honrado y no ha hecho nada malo, al final se mantendrá firme y cada vez se hará más fuerte!

Pueden seguir atacándome, que yo sé que entre ustedes no se encuentra un solo sabio. La muerte anda cerca de mí, y mis deseos no se cumplen, ¡pero esta gente insiste en darme falsas esperanzas!¡Dicen que ya está amaneciendo cuando todavía es de noche! Si lo único que espero es tener por casa una tumba, ¡puedo acostarme ya a dormir entre las sombras! No tendré más familia que la tumba y los gusanos. No tengo nada que esperar; no tengo ya ningún futuro. La esperanza morirá conmigo; ¡juntos seremos enterrados!.

Sabes, Dios protege a los viven cerca de él pues la persona que tiene cerca a Dios sabe vivir con sabiduría ya que Dios renueva tu mente y cambia tu manera de vivir, para El nada es imposible, Dios cambia todo y lo hace perfecto. Lo esencial, es tener  temor de Dios, así como Job, él pone su confianza en el Creador, lo busca y lo obedece, y Job declara que Dios es el único que sabe que él es inocente, pues Dios es justo y hará justicia. Con lo que puedes convencerte que sólo con Dios el ser humano alcanza plenitud en su vida.


Con Alta Estima,

No hay comentarios:

Publicar un comentario