Ahora habla a Job su amigo Zofar, y tampoco entiende su sufrimiento y le describe las penas que sufre el ser humano, en vez de
ayudarlo complica la situación. Así pasa en la vida cotidiana, ser amigo y
demostrar tu amistad en ocasiones es difícil pues afrontas compromisos o responsabilidad o el dar un consejo no es tan sencillo, sería esencial pedir a Dios que te de sabiduría y las palabras apropiadas para hacerlo.
Así pues, al oir las palabras de Job, su amigo Zofar le
dijo: ¡Tantas palabras sin sentido no pueden quedar sin respuesta!¡Un charlatán
como este no puede ser inocente!¿Vamos a quedarnos callados ante tantas
tonterías? ¿Y acaso vas a burlarte de nosotros sin que te respondamos? Tú
aseguras estar en lo correcto, y no haber hecho nada malo. ¡Cómo me gustaría
ver que Dios mismo te acusara, y que te hiciera saber los secretos de la
sabiduría! Así podrías darte cuenta de que Dios no te ha castigado como te
mereces. ¿Crees que puedes llegar a conocer los secretos del Dios todopoderoso?
¡Nunca podrás llegar a conocerlos! ¡Son más altos que los cielos, más profundo
que el sepulcro, más extensos que la tierra y más anchos que la mar!
Dios sabe quién es tonto y quién es malvado; lo sabe, y no
lo perdona. Si Dios decide llamarte a cuentas y meterte en la cárcel, ¿quién se
lo impedirá? No es nada fácil que el tonto llegue a ser sabio, como tampoco es
fácil que de un burro nazca un hombre. Pero si tú amas a Dios y le pides
perdón, y si tú y tu familia dejan de hacer el mal, entonces no tendrás que
avergonzarte, y podrás vivir sin ningún temor. Olvidarás tus sufrimientos por
completo, y si acaso los recuerdas, será como recordar cosas sin importancia.
Tendrás una vida muy feliz…Vivirás en paz y protegido por Dios; dormirás
confiado y lleno de esperanza, sin miedo a nada ni a nadie, y muchos querrán
ser tus amigos, pero los malvados no podrán escapar: sus ojos se irán apagando,
hasta que les llegue la muerte.
Job le respondió a Zofar: ¡Ustedes se creen los maestros del
pueblo! ¡Y piensan que al morir se acabarán los sabios! Pero no creo que
ustedes sean más inteligentes que yo. ¡Ustedes no han dicho nada nuevo! Antes,
cuando yo llamaba a Dios, él siempre me respondía; en cambio, ahora, hasta mis
amigos se burlan de mí, no soy culpable de nada, pero todos se burlan de mí.
¡Qué fácil es criticar al que sufre, cuando no se tienen problemas! Los
ladrones creen que ya dominaron a Dios, y por eso viven tranquilos. Pero
pregúntales a las aves, y también a los animales, y ellos te lo contarán todo;
¡te darán una gran lección! Habla con la tierra, y con los peces del mar y
hasta ellos te lo dirán. Ellos saben muy bien que Dios lo ha creado todo. ¡Dios
tiene en sus manos la vida de todos los seres vivos! Así como el oído capta los
sonidos y la lengua capta los sabores, los que han vivido muchos años captan la
sabiduría y el entendimiento.
Dios tiene sabiduría y poder; hace planes y estos se cumplen.
Si Dios derriba algo, nadie puede volver a levantarlo. Si Dios apresa a
alguien, nadie puede ponerlo en libertad. Si él quiere que no llueva, todo en
el campo se seca; pero si quiere que llueva, la tierra entera se inunda. En sus
manos están el poder y la sabiduría, el engañador y el engañado. Dios hace que
pierdan su puesto los jueces y los consejeros, los sacerdotes y los poderosos;
a los reyes los quita del trono y los hace trabajar como esclavos; a los
consejeros les calla la boca, y hace que los ancianos pierdan su sabiduría.
Dios pone en vergüenza a los fuertes y poderosos; Dios pone
al descubierto las profundidades del sepulcro; a las naciones las hace
prosperar o fracasar, las engrandece o las destruye. A los gobernantes les hace
olvidar su sabiduría para que no sepan qué hacer. Así andarán a tientas en la
oscuridad, tropezando como ciegos y borrachos. Todo lo que han dicho, yo mismo
lo he visto y oído. Creo saber tanto como ustedes; no creo que sean mejores que
yo. Pero yo preferiría discutir mi caso con el Dios todopoderoso, porque
ustedes son unos mentirosos; ¡sus consejos no ayudan en nada! ¡Si se callaran
la boca, mostrarían algo de sabiduría! Por favor, escúchenme; pongan atención a
mis palabras: ¿Van a mentir en nombre de Dios, y a tratar de defenderlo con
engaños?...Si Dios los examinara a ustedes, no podrían engañarlo como engañan a
la gente. Más bien Dios los reprendería si quisieran defenderlo con mentiras;
¡es tan grande su poder que los hará temblar de miedo! Las explicaciones de ustedes
han perdido su sentido, y no sirven para nada. Mejor cállense, y déjenme
hablar, no importa lo que me pase. .. Dios mío, sólo te pido dos cosas: si me
las concedes, no tendré que esconderme de ti. ¡Ya no me castigues, ni me hagas
sentir tanto miedo! Pídeme que presente mi defensa, y yo te responderé; si lo
prefieres yo hablaré primero, y tú me responderás. ¡Dime en qué te he faltado!
¡Muéstrame en qué te he ofendido!¿por qué te escondes?¿Por qué me tienes como
enemigo?¿por qué me persigues tanto si soy como una hoja que se lleva el
viento? Me estás condenando a un amargo sufrimiento; ¡me estás castigando por
los pecados de mi juventud! A toda hora me vigilas, me tienes encadenado. ¡Doy
un paso y sigues mis huellas!... Es muy corta nuestra vida, y muy grande
nuestro sufrimiento. Somos como las flores: nacemos, y pronto nos marchitamos;
somos como una sombra que pronto desaparece. Lo impuro no puede volverse puro;
no hay nadie que pueda hacerlo, y aún así te fijas en nosotros, y discutes con
alguien como yo; Nuestra vida tiene un límite; has decidido cuánto tiempo
viviremos…
Al árbol caído le queda la esperanza de volver a retoñar.
Tal vez el tronco y las raíces se pudran en la tierra, pero en cuanto sientan
el agua, volverán a florecer, y echarán ramas, como un árbol recién plantado.
En cambio, nosotros, con el último suspiro perdemos la fuerza y dejamos de
existir… Si fuera posible volver a la vida después de la muerte, preferiría
estar muerto. Tú me esconderías en la tumba, hasta que se calmara tu enojo.
Luego te acordarías de mí y volverías a despertarme. Como eres mi creador,
cuando al fin quisieras verme, yo respondería a tu llamado. Seguirías viendo todo
lo que hago, sin tomar en cuenta mi pecado. Tú me perdonarías; echarías mi
pecado en una bolsa y lo arrojarías lejos, muy lejos.
Sin embargo, nos derrumbamos como los montes, rodamos como
las piedras, ¡nos desgastamos como las rocas ante el constante paso del agua! Tú
acabas con nuestras esperanzas; nos haces desaparecer, nos quitas la vida y
luego nos mandas a la tumba. Si más tarde a nuestros hijos se les honra o se
les humilla, nosotros ya no lo sabremos. Sólo sentiremos en carne propia
nuestro dolor y sufrimiento.
Sabes, es esencial que cada persona cuide lo que sale de su
boca, si tiene que dar un consejo cuide su pensamiento y lo equipare al pensamiento de Dios para que lo
que exprese sea de parte de El. ¿Crees que sería grandioso, imitar la
naturaleza firme de Job? Si es así, entonces sería bueno llevar una vida disciplinada para lograr convicciones firmes y que tu amor por Jesucristo sea verdadero.
Con Alta Estima,
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