Sabes, Elías es el más grande de los profetas de Israel,
Elías sube al cielo en un torbellino y su manto es recogido por Eliseo. Elías
vivía para Dios y fue un hombre perfeccionado por El, su vida fue difícil pues
la gente en Israel adoraban otros dioses, no obedecían a Dios y enseñaban cosas
falsas.
Así pues, cuando el rey ahab murió, y su hijo Ocozías llegó
a ser rey de Israel, los moabitas se rebelaron contra los israelitas. Un día
Ocozías se cayó por una ventana del segundo piso de su palacio en Samaria. Como
quedó malherido envió mensajeros hasta Ecrón para que le preguntarán a Baal-sebub,
que era el dios de ese país, si se iba a recuperar, pero el ángel de Dios le
dijo al profeta Elías, Busca a los mensajeros de Ocozías y pregúntales por qué
no consultan al Dios de Israel. Avísale a Ocozías que yo, el Dios de Israel, le
advierto que no se va a sanar, ¡se va a morir!. El rey Ocozías murió como se lo
había anunciado Dios por medio de Elías, y como Ocozías nunca tuvo hijos, en su
lugar reinó su hermano Joram.
Dios había planeado llevarse a Elías al cielo en un
remolino, ese día, Elías y Eliseo salieron de Guilgal, y Elías le dijo a Eliseo,
te ruego que te quedes aquí porque Dios me mandó a Betel, pero Eliseo le
contestó, te juro por Dios, y por ti mismo, que no te dejaré ir solo. Así que
los dos fueron a Betel. Los profetas que estaban en Betel salieron a ver a
Eliseo y le preguntaron, ¿ya sabes que hoy Dios se va a llevar a tu maestro?,
él les contestó, sí ya lo sé, pero no
digan nada. Después Elías le dijo a Eliseo, te ruego que te quedes aquí, porque
Dios me mandó ir a la ciudad de Jericó, pero Eliseo le contestó, te juro por
Dios, y por ti mismo, que no te dejaré ir solo, los profetas que vivían en
Jericó fueron a ver a Eliseo y le preguntaron, ¿ya sabes que Dios va a quitarte
a tu maestro hoy?, él le contestó, sí, ya lo sé, pero no digan nada, después
Elías le dijo a Eliseo, te ruego que te quedes acá, porque Dios me mandó ir al
río Jordán, pero Eliseo contestó, te juro por Dios, y por ti mismo, que no te dejaré ir solo. Entonces se
fueron los dos y se detuvieron a la orilla del río Jordán. Cincuenta profetas
los habían seguido, pero permanecieron a cierta distancia de ellos.
Entonces
Elías tomó su capa, la enrolló y golpeó el agua, y el agua se separó en dos,
dejando en medio un camino. Los dos cruzaron por tierra seca, y enseguida Elías
le dijo a Eliseo, dime que quieres que haga por ti antes de que nos separemos,
Eliseo le contestó, quiero ser el que se quede en tu lugar como profeta
especial de Dios. Elías le dijo, me pides algo muy difícil, sin embargo, si
logras verme en el momento en que Dios me lleve, recibirás lo que pides. Pero
si no me ves, no lo recibirás.
Mientras ellos iban caminando y conversando, apareció una
carroza de fuego tirada por caballos de fuego y separó a los dos profetas.
Entonces Elías subió al cielo en un remolino. Eliseo lo vio y grito, ¡Mi
maestro!¡Mi maestro!. Fuiste más importante para Israel que los carros de
combate y los soldados de caballería. Después de esto no volvió a ver a Elías.
Entonces Eliseo tomó su ropa y la rompió en dos para mostrar
su tristeza, también levantó la capa que se le había caído a Elías, volvió al
río Jordán, golpeo el agua con la capa, y dijo, ¿dónde está el Dios de Elías?
Al golpear el agua, ésta se dividió en dos, dejando libre el paso, y Eliseo
cruzó por tierra seca. Cuando los profetas de la ciudad de Jericó vieron a Eliseo
al otro lado del río, dijeron, ahora Eliseo es el sucesor de Elías, entonces
fueron a su encuentro, se inclinaron delante de él en señal de respeto, y le
dijeron, Eliseo, estamos para servirte, en nuestro grupo hay cincuenta
valientes que están dispuestos a buscar a tu maestro Elías, puede ser que el
espíritu de Dios lo haya levantado y dejado sobre alguna montaña o en algún
valle, Eliseo le contestó, no envíen a nadie, entonces los profetas enviaron a
cincuenta hombres, y durante tres días estuvieron buscando a Elías, pero no lo
encontraron.
Como puedes ver, el profeta Elías es digno de imitarse ya que
permaneció obediente a Dios, a pesar de la adversidad permaneció fiel a Dios y
Dios lo perfeccionó para ser semejante a El.
Con Alta Estima,
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