sábado, 31 de agosto de 2013

El juez de todos...

Es importante  que el ser humano reconozca a Dios como juez supremo, El será el Juez final y su juicio satisfará todas las demandas de la justicia, siendo la base del justo juicio de Dios, que será en cada caso, la evidencia de la vida de cada persona juzgada. Por lo que es necesario que cada persona se comporte con prudencia para gozar del favor de Dios y de los hombres.

Así pues, Bildad respondió, ¡hablemos menos y pensemos más; entonces podremos conversar! Job cree que somos tontos, nos trata como si fuéramos animales. Tan enojado está que él mismo se despedaza; ¡pero eso no cambia nada! La vida delos malvados es como lámpara que se apaga; es como la luz de una casa, que de pronto deja de alumbrar. Sus pasos van perdiendo fuerza; caen en su propias trampas, y allí se quedan atrapados. El miedo y el desastre los siguen por todas partes; ¡no los dejan ni un momento! La enfermedad y la muerte les devoran todo el cuerpo. La muerte los arranca de la tranquilidad del hogar; en su casa hay olor a azufre porque el fuego la consume. Los malvados son como un árbol, al que se le secan las raíces y se le marchitan las ramas. Nadie se acuerda  de ellos; son lanzados a la oscuridad y su fama queda en el olvido. En el pueblo donde vivía, no les queda ningún pariente. De un extremo al otro de la tierra, la gente se asombra y se asusta al saber cómo acabaron. Así terminan los malvados, los que no reconocen a Dios.

Job respondió: Tanta palabrería de ustedes me atormenta y me lástima; ¿cuándo van a dejarme en paz? Una y otra vez me insultan sin compasión. ¡Debería darles vergüenza! Aun cuando yo haya pecado, eso no les afecta. Lo que ustedes realmente quieren es sentirse mejores que yo; se aprovechan de verme humillado para lanzarme sus ataques. Pero voy a decirles algo: es Dios quien me hizo daño, ¡es Dios quien me tendió una trampa! A gritos pido ayuda, pero nadie me responde, ni conoce la justicia. Dios no me deja pasar, me tiene cerrado el camino. Me quitó mis riquezas; me dejó como a un árbol destrozado y sin raíces.

Dios ha hecho que me abandonen mis amigos y mis hermanos; también ha hecho que me olviden mis parientes y conocidos. Los que antes comían en su mesa, hoy me ven como a un extraño; ¡aun las jóvenes que me servían ahora dicen que no me conocen! Pido que mis esclavos me sirvan, y ni con ruegos me atienden…Amigos míos, ¡tengan lástima de mí! Dios se ha vuelto mi enemigo, no hagan ustedes lo mismo. ¡Cómo quisiera que mis palabras quedarán grabadas para siempre en una placa de hierro! Yo sé que mi Dios vive, sé que triunfará sobre la muerte, y me declarará inocente. Cuando mi cuerpo haya sido destruido, veré a Dios con mis propios ojos. Estoy seguro de que lo veré, ¡con ansias espero el momento! Ustedes solo piensan en perseguirme, pues creen que soy culpable; pero tengan mucho cuidado. Dios es el juez de todos nosotros; cuando él los juzgue, los castigará con la muerte.

Entonces Zofar le respondió a Job: Lo que acabo de escuchar me deja muy confundido. Es un insulto a mi inteligencia, y me veo obligado a responderte. Desde que Dios creó al hombre y lo puso en este mundo, la alegría de los malvados no dura mucho tiempo. Eso lo sabes muy bien. Son tan orgullosos que piensan que pueden tocar el alto cielo, pero no son más que basura, y como basura desaparecerán; serán como un sueño que se olvida: un día se irán para siempre, y nadie volverá a encontrarlos; ¡sus amigos no volverán a verlos, ni sabrán qué pasó con ellos! La fuerza de su juventud se irá con ellos al sepulcro, y sus hijos tendrán que repartir entre la gente pobre todas las riqueza que acumularon.

Ellos creen que la maldad es dulce como un caramelo, y la siguen saboreando, pues no quieren renunciar a ella. Pero la maldad que hoy los alimenta, mañana será su veneno. ¡Dios los obligará a devolver todas las riquezas que se robaron! Su maldad es como venenos de víboras, que acabará por matarlos. Se adueñan de casas que nunca construyeron, y dejan sin nada a los pobres. Pero no llegarán a disfrutar de tanta riqueza y prosperidad, ni podrán saborear plenamente lo que sus negocios produzcan.Fueron tan ambiciosos que nunca estuvieron contentos; a pesar de tener tanto siempre quisieron tener más; por eso su bienestar no durará mucho tiempo. Aunque tengan abundancia, siempre vivirán angustiados; ¡sobre ellos caerá todo el peso de la desgracia!...

Job le respondió a Zofar: Para mí sería un gran consuelo que me prestaran atención. Tengan paciencia mientras hablo, y una vez que haya terminado, podrán reírse si quieren. Si he perdido la paciencia es porque mi reclamo es contra Dios. Pónganme atención, y quedarán asombrados. ¡No entiendo por qué los malvados viven tanto y ganan tanto dinero! Mientras más pienso en eso, más me asusto y me da escalofríos. Como Dios nunca los castiga, no tienen miedo de nada; viven tranquilos en sus casas, viendo progresar a sus hijos y crecer a sus nietos… Durante toda su vida, los malvados gozan de gran bienestar, y al final tienen una muerte tranquila, se mantienen alejados de Dios, porque no quieren obedecerlo. No creen estar obligados a respetar al Dios todopoderoso ni a dirigirle sus oraciones. Se creen dueños de su felicidad, pero yo no pienso como ellos…

A Dios nadie le enseña nada; él es el juez de todos, ¡aun de la gente más importante! Algunos mueren en plena juventud, gordos y llenos de vida. Otros mueren amargados y sin haber disfrutado de nada, ¡pero unos y otros mueren, y en la tumba se llenan de gusanos! Me imagino lo que piensan: ustedes quieren hacerme daño. De seguro se preguntan: ¿dónde quedaron los palacios que tenía ese rico malvado? ¡Pregunten a los viajeros! ¡Presten atención a sus relatos! Los malvados siempre se libran del castigo de Dios. Nunca nadie los reprende, nunca nadie les da su merecido; y cuando se mueren, mucha gente va al entierro. Luego hacen guardia en su tumba, ¡y la tierra los recibe con cariño! ¿Y todavía esperan consolarme con sus palabras sin sentido? ¡Es falso todo lo que han dicho!

Sabes, es necesario que cada persona desarrolle algunas cualidades a lo largo de su camino, la sencillez es primordial en su comportamiento en contraste con sus rectas intenciones, firmeza en sus convicciones ya que manifiesta valores como ser humano, nobleza, humildad, sinceridad, lealtad consigo mismo y sobre todo prudencia, por lo que es urgente hacer cambios y sólo con Dios en tu vida puede iniciarse  esa transformación para lograr ser una persona de gran corazón, pues el carácter del hombre tiene su exacta medida en la forma como se comporta con su prójimo.


Con Alta Estima, 

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