viernes, 16 de agosto de 2013

El permiso...

Así, los judíos que salieron de Babilonia estuvieron dispuestos a aceptar la oportunidad del rey Ciro para regresar a Jerusalén y se restablecieron en la tierra prometida por lo que era un nuevo comienzo para ellos y, asimismo cuando el hombre regresa a Dios a pesar de cierto tiempo después que lo mantuvieron separado de la relación con Dios por la mala influencia del mundo actual o por malos hábitos , sería bueno que cada persona levante un altar de adoración a Dios en tu vida personal y en tu hogar.

En el primer año del gobierno de Ciro, rey de Persia, este rey dio la siguiente orden a todos los habitantes de su reino: El Dios de los cielos, que es dueño de todo, me hizo rey de todas las naciones, y me encargó que le construya un templo en la ciudad de Jerusalén, que está en la región de Judá, por tanto, todos los que sean de Judá y quieran reconstruir el templo, tienen mi permiso para ir a Jerusalén, ¡y que Dios los ayude! Con esta orden se cumplió la promesa que Dios había hecho por medio del profeta Jeremías.

Cuando los jefes de las tribus de Judá y de Benjamín se enteraron de esta orden, sintieron que Dios les pedía que fueran a Jerusalén para reconstruir su templo. Lo mismo sintieron los sacerdotes, sus ayudantes y muchos otros judíos. Todos sus vecinos les dieron recipientes de oro y plata, mercadería, ganado y otros objetos valiosos, además de muchas donaciones. Por su parte, el rey Ciro le ordenó al tesorero Mitrídates que les devolviera a los judíos los utensilios del templo de Dios. Estos utensilios los había sacado del templo de Jerusalén el rey Nabucodonosor, y los había llevado al templo de sus dioses. Mitríodates se aseguró de entregarle todos estos utensilios a Sesbasar, gobernador de Judá. En total, el tesorero entregó cinco mil cuatrocientos utensilios de oro y plata. Todo esto se lo llevó a Sesbasar a Jerusalén cuando regresó con los judíos que muchos años atrás habían sido llevados a Babilonia.

Los sacerdotes, sus ayudantes y algunos otros judíos se quedaron a vivir en Jerusalén, pero los cantores, los guardias y los sirvientes del templo, y los demás judíos se fueron a vivir a sus propios pueblos, ya se habían instalado y fueron a reunirse en Jerusalén. Entonces el sacerdote Josué hijo de Josadac, y los demás sacerdotes comenzaron a construir el altar de Dios, hicieron esto para poder ofrecer allí ofrendas para el perdón de los pecados.

Después, le pidieron permiso al rey Ciro para que los habitantes de Tiro y de Sidón, cargaran sus barcos con madera de cedro de Líbano y la llevaran hasta el puerto de Jope. A esta gente le pagaron con comida, bebida y aceite, y a los albañiles y carpinteros les dieron el dinero necesario para comenzar su trabajo. Los enemigos de los judíos se dieron cuenta de que estos habían regresado del exilio en Babilonia y estaban reconstruyendo el templo de su Dios

Animados por los profetas Hageo y Zacarías, los jefes judíos siguieron con la reconstrucción, terminaron el edificio de acuerdo con lo que el Dios de Israel había indicado y según las órdenes de Ciro, Darío y Artejerjes, reyes de Persia. El templo de Dios quedó terminado el día tres del mes de Adar,  en el año seis del gobierno del rey Darío. Los sacerdotes, sus ayudantes y todos los demás judíos que habían regresado de Babilonia festejaron con alegría la dedicación del templo a Dios.

Sabes, Dios quiere librarte de la esclavitud, del miedo, sólo es necesario tu decisión voluntaria de apegarte a su Palabra con la finalidad de que cada persona vuelva al propósito que Dios tiene para cada uno, restaurar el compromiso con él, así como Dios también te enseña a enfrentar a la oposición y mediante de ella Dios se glorifica y es exaltado.


Con Alta Estima,

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